La huella de Frida Kahlo en México

Con motivo del 8 de marzo, esta semana queremos recordar a una de las mujeres más influyentes del mundo: Frida Kahlo. Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, su nombre real completo, fue una de las artistas más controvertidas y poco normativas de la historia. A pesar de que su fama llegó, como en la mayoría de los casos, tras su muerte, su legado se sigue transmitiendo día a día en sus obras y en sus palabras. Su tormentosa, pero muy vivida existencia, le llevó a dejar una marcada huella en México. Por eso, hoy os recomendamos un recorrido por los lugares en los que se mantiene la esencia de Frida Kahlo en México.

 

Museo Frida Kahlo o Casa Azul

La primera parada en esta ruta nos lleva a lo que se conoce popularmente como Casa Azul, por el llamativo color añil de su fachada. Ubicado en Coyoacán, uno de los barrios más antiguos de Ciudad de México, es el lugar en el que Frida Kahlo creció y vivió durante los últimos años de su vida. A pesar de que Kahlo vivió en diferentes lugares, varios momentos de su vida le hicieron volver a su hogar.

En lo que es hoy la casa-museo de Frida, se pueden disfrutar de los objetos de su día a día que se mantienen en buen estado, como libros o muebles. Además, también se encuentran aquí algunas de las obras más representativas de la artista.

Museo Dolores Olmedo

Uno de los aspectos más conocidos y controvertidos de la vida de Frida Kahlo fue su relación con Diego Rivera. Un amor profundo, pero a menudo tormentoso, que tenía a ambos inmersos, pero que no demandaba exclusividad. Dolores Olmedo, modelo y también personaje importante de la cultura mexicana, fue una de las amantes reconocidas de Rivera. El museo del mismo nombre se encuentra al sur de Ciudad de México, en el barrio de Xochimilco, en el interior de la Finca La Noria, hogar de la propia Olmedo.

Desde 1994, el lugar acoge el museo que conocemos hoy en día, en el que se guardan unas 3000 obras, entre las que se suman más de 140 de Diego Rivera y en torno a la treintena de Frida Kahlo. También se encuentran allí creaciones de artistas muy vinculados a la vida de Kahlo y Rivera, como grabados de Angelina Beloff, quien fuera compañera sentimental de Rivera durante su estancia en Europa; y del estadounidense Pablo O’Higgins, asistente de Rivera en diversas obras. Además, como curiosidad, en la finca también te cruzarás con pavos reales y xoloitzcuintles que pasean tranquilamente por los jardines.

Parque Frida Kahlo

Cerca de la Casa Azul, hogar de la protagonista, se encuentra, desde que fuera inaugurado en 1984, el Parque Frida Kahlo; el homenaje de la ciudad a uno de sus personajes más célebres. Es el mejor lugar para disfrutar de un paseo, leer un buen libro y, mientras tanto, deleitarse con la escultura que Gabriel Ponzanelli diseñó en honor a Frida. Una pieza de bronce que muestra a la artista mexicana con su tan característico traje de tehuana sobre una base que hace referencia a la Casa Azul. Sin duda, esta obra es la más visitada del parque, aunque quienes se acercan hasta allí también se quedan prendados de la figura a tamaño real de Frida y Diego.

El Parque de Frida Kahlo se ha convertido en un lugar de encuentro para los locales y visitantes de Ciudad de México, en el que se respira calma y se disfruta de un ambiente tranquilo. Los fines de semana es normal encontrarse con grupos de personas practicando deporte juntos al aire libre.

 

Museo Anahuacalli

El Museo Anahuacalli -casa del Anahuac, literalmente- es uno de los dos lugares que Diego Rivera y Frida Kahlo decidieron dejar en herencia al pueblo mexicano. El otro es la Casa Azul. Este se encuentra al sur de Coyoacán y fue pensado y diseñado por Rivera para hacer honor a la antigua cultura maya y albergar su colección privada de obras precolombinas. El espacio que ocupa el museo fue ideado como una simulación de las teocalli, conocidas también como “casas de dioses”; es por eso que da la sensación de ser un espacio que integra a la perfección arquitectura y naturaleza.

La muestra que se encuentra en el Museo Anahuacalli es una de las más grandes del país. Rivera comenzó a recopilarla cuando volvió de su etapa en Europa, en el año 1920. Desde entonces, la idea del matrimonio fue seguir sumando piezas, para devolverle al pueblo mexicano una parte fundamental de su cultura.

El museo se creó desde el principio con la idea de servir como centro de reunión de todos los tipos de arte, por eso, también se utiliza como escenario para teatros o musicales, para la exposición de otras colecciones o para el simple disfrute de su arquitectura.

 

Las Casas Gemelas

Llegamos al lugar más íntimo para Frida Kahlo en su vida con Diego Rivera: las Casas Gemelas; es decir, los dos estudios conectados que construyeron en 1931. Se trata de dos bloques, cada uno de ellos una casa, roja y azul en el caso de Frida y roja y blanca para Diego, unidas solo por un pequeño puente en la parte superior. Ambos artistas lo decidieron así y convivieron en el lugar desde 1934. Fue aquí donde Frida dió luz a obras tan importantes en su carrera como “Lo que el agua me dió” o “El ojo avizor”. También fue este lugar el testigo de su divorcio y su segundo matrimonio.

Kahlo vivió en el lugar durante seis años, hasta que se trasladó de nuevo a la Casa Azul para cuidar a su padre enfermo y permaneció allí hasta su muerte. Rivera, por su parte, habitó su mitad del hogar hasta 1957, fecha de su fallecimiento.

 

 

? “Soy de ese tipo de mujer, que si quiero la luna, me la bajo yo solita» ?,

Frida Kahlo

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