Sudan

Sudán es el gran olvidado en lo que a arqueología se refiere. Egipto, al otro lado de sus fronteras, siempre le ha hecho sombra por los grandes tesoros que esconde y que son ya de sobra conocidos. Sin embargo, Sudan alberga más pirámides que su país vecino. Algunas de ellas, además, se han descubierto recientemente.

A pesar de todos estos atractivos históricos, sólo 15.000 turistas visitan Sudan al año. Te invitamos a descubrir su origen y a sus artífices, los llamados “faraones negros”. Así quizá te decidas a rodearte de pirámides en tu próximo viaje.

Como decíamos, el país africano es en sí misma una auténtica joya de la arqueología. Solamente en Meroe, cuna de la cultura nubia, se han contabilizado más de 50 pirámides. Tienen entre 6 y 30 metros de altura y fueron construidas hace más de dos siglos, entre el año 700 y 300 ac. Las levantaron durante el Reino de Kush para que fueran la residencia principal de los gobernantes. Para construirlos combinaron elementos decorativos de la época de los egipcios, romanos y griegos. El paso del tiempo, los conflictos y los saqueadores han afectado mucho a su estado de conservación, hoy día algo deteriorado.

Los reyes del país de Kush, (actual Sudán), lograron destronar a los poderosos faraones egipcios  en el siglo VIII a.C.  Así, fundaron la XXV dinastía. El reino de Kush se extendía desde Asuan (sur de Egipto) hasta Karima (Sudán) a lo largo del río Nilo.

¿Quiénes eran los “faraones negros”?

Eran los Kushitas de piel oscura, los gobernantes del reino. Recibían muchos nombres. Mientras los egipcios les denominaban nehesyw (negros), para los griegos y romanos eran etíopes (rostro quemado). Cabe destacar que este nombre no tiene nada que ver con el actual país de Etiopía. Por su parte, algunos historiadores usan para ellos la palabra nubai (nubios).

Se hicieron muy poderosos pero finalmente fueron expulsados y se refugiaron alrededor de su capital, Meroe. En ese enclave pusieron en práctica todo lo que habían aprendido de los egipcios construyendo pirámides. Pero le añadieron un distintivo respecto a ellos: la inclinación y tamaño de estas construcciones varían respecto a la de los faraones. La necrópolis de Meroe cuenta con 50 pirámides catalogadas, pero ninguna supera los 20 metros de ancho en la base. En ellas hay enterrados unos 40 reyes de esta curiosa cultura.

A finales del siglo I a. C. el reino de Kush se enfrentó a Roma, aunque ésta última no tuvo excesivos problemas para salir victoriosa. Pese a la derrota, Meroe todavía subsistió unos siglos más antes de su declive definitivo. Esta curiosa civilización, verdadero reino de las pirámides, cayó en el olvido hasta volvió a ser descubierta en 1822.

Aunque hayan pasado más de 2.000 años ya, es en vano pensar que se saben ya todos los misterios que las tierras sudanesas llevan tanto tiempo escondiendo.