ouidah

Sangre, oscurantismo, rituales, maleficio, catarsis, brujería, magia negra… son las palabras que a todos se nos vienen a la mente al pensar en el vudú pero que, sin embargo, no tienen cabida en esta cita: el 10 de enero, los fieles al vudú tienen una cita en el Festival de Vudú de Benín.


La fecha se conmemora por todo lo alto y el lugar escogido es Ouidah, una ciudad de la costa atlántica de Benín y antigua ciudad de la que salían los esclavos hacia América. Esta ciudad que durante el resto del año está habitada por 90.000 personas, llega a multiplicar por 5 e incluso por 6 su población con la llegada de la gran cita: el Festival de Vudú de Benín.

Con los años, el Festival se ha convertido en una gran fiesta popular llena de colorido en la que todos los ciudadanos tienen la oportunidad de festejar junto a nobles locales, el jefe vodún de la ciudad y otros líderes espirituales y honorables.

El festival

Los actos comienzan por la mañana en el Templo de las Pitones donde el sacerdote supremo Daagbo Hounon Houna II sacrifica, bajo un enorme iroko sagrado, una cabra para honrar a los espíritus y antepasados y así poder recibir sus bendiciones. A continuación, tiene lugar una procesión de cuatro kilómetros que separan la ciudad hasta la costa; un paseo en el que cada uno marca su propio ritmo, los hay que paran a bailar, a realizar pequeñas ofrendas… pero eso sí, todos juntos, independientemente de la clase o profesión que les separe.

Una vez llegan a la playa, junto a la histórica Puerta del No Retorno, los honorables presencian bailes y música en su honor tras realizar los discursos de presentación. En una posición central, los juglares o griots, realizan acrobacias, equilibrios para entretener al público antes de que los fetiches de paja (representaciones de las deidades), recorran la arena girando con virulencia. Al unísono, los tambores suenan y las mujeres les acompañan vestidas con telas africanas bailando sin parar. Los hombres, por su parte, van ataviados con trajes rituales, llevan consigo diferentes amuletos y decoran sus rostros con pintura blanca.

Cuando el sol empieza a caer, las mujeres vestidas de blanco hacen unas pequeñas ofrendas en la arena y bailan. Una vez llegada la noche, la fiesta termina tras una gran jornada de alegría y felicidad.

El 10 de enero es, como comentábamos, la gran cita del vudú que forma una parte esencial en el día a día de los benineses. El vodún es una religión animista que cree que todos los seres y objetos de la naturaleza tienen su propio espíritu y el mundo está hecho de cuatro elementos principales: fuego, tierra, agua y aire. Por ello, dan una gran credibilidad a los talismanes y amuletos que están presentes en su rutina: en los mercados, en las casas, en las calles… De hecho, aunque más del 40% de la población es cristiana y, el 25% es musulmana, prácticamente todos los benineses incorporan ritos del vodún en su día a día.

Pero como en toda buena celebración, no es lo mismo contarlo que vivirlo. Por ello, te animamos a que viajes a Benin para ver el Festival del Vudú con tus propios ojos y formar parte de los festejos.