CRÓNICA DEL FERRY PRIDE OF BILBAO DEL 22 AL 25 DE AGOSTO de 2008

Por Gorka Ocio

CUADERNO DE BITÁCORA

El pasado viernes 22 de agosto volvemos de nuevo a la mar en busca de aves marinas y cetáceos. En esta ocasión los aventureros somos un grupo de personas provenientes de Portugal, Vitoria-Gazteiz y Bilbao. Grupo que ya en el barco se integró muy bien con otros dos provenientes de holanda y Bélgica y con quienes formamos un buen equipo para sacar el máximo partido a la mar y su fauna.

El tiempo a primera hora de la mañana y en el puerto de Santurtzi las prometía pasados por agua. Los intensos aguaceros que sufrimos durante toda la noche parecían perpetuarse el resto del día. Sin embargo, y tras zarpar a la una de la tarde (hora inglesa) de Santurtzi, el sol predomino hasta el anochecer. El viento fue suave del W-NW F2- 3 lo que nos permitió disfrutar de las ballenas.

Y lo hicimos. Este día vimos un total de 55 ballenas de dos especies: 53 Rorcuales comunes y dos Rorcuales boreales o norteños. Los primeros resoplidos de ballena los localizamos mucho más cerca que el viaje del 16 de agosto. Apenas llevábamos una hora de navegación cuando aparecieron en el horizonte los primeros cuatro surtidores de ballena. Estábamos a menos de veinte millas de puerto, veíamos todavía tierra, y ya estaban recibiéndonos nuestras grandes amigas.

Aquí la fauna marina no se ve como en un zoológico, con animales enjaulados, en espacios reducidos y tristes. Aquí los animales están totalmente libres y tienen toda la inmensidad del mar para nadar, saltar y alimentarse. Y tan pronto las localizamos en el horizonte, como de repente aparece una pegada al barco. Y eso nos pasó en varias ocasiones.

En una de estas ocasiones, y el que fue uno de los mejores momentos vividos este día en el ferry ocurrió cuando un Rorcual común de más de veinte metros se acercó con gran parsimonia por debajo del agua hacia nosotros mientras veíamos perfectamente su volumen y longitud… para a continuación sacar el cabezón con su doble espiráculo y resoplar con fuerza antes de arquear todo su cuerpo y volver a sumergirse. Las cámaras de fotos echaban humo para dejar constancia del momento.

Este día también conseguimos ver y disfrutar con varios grupos del delfín más oceánico de todos… el delfín listado. Un grupo de menos de medio centenar se acercaron al barco y los vimos nadar tranquilos mientras les sobrepasábamos. A lo largo del día conseguimos ver otra manada de un centenar de ejemplares. Varios calderones comunes y las aves marinas nos tuvieron entretenidos toda la tarde.

Entre las aves marinas destacar una de las especies más deseadas por los ornitólogos, como es la Pardela chica de la que se vieron dos ejemplares. También se disfrutó con las pardelas cenicientas y capirotada… la versión marinas de las rapaces como los págalos grande y pomarino… los grandes alcatraces o los pequeños charranes comunes. Tras una bonita puesta de sol nos despedimos hasta la mañana siguiente.

Ya el sábado amanecimos pasando la isla bretona de O´uessant y nos adentramos al canal inglés. La mar muy buena W F2. Los nuevos observadores ya tenían la vista hecha de mirar a la mar y como ya se les previno ellos iban a encontrar a los habitantes marinos. Y así fue porque la gazteitarra Arantza localizó al insignificante resoplido de la ballena más pequeña que habita en estas aguas… el Rorcual aliblanco.

Fulmares, decenas de alcatraces pescando (con un grupo muy lejano de delfines comunes), gaviones, gaviotas argénteas y pardelas pichonetas fueron capaces de identificar ellos solos. A media mañana una Golondrina común y una Lavandera blanca dos pequeños pájaros terrestres y en plena migración hacia África nos visitaron unos instantes antes de seguir rumbo al sur.

Como viene siendo habitual este segundo día… relax y a disfrutar del barco y de la navegación. Mientras entramos por el Canal de Portsmouth un concurso de grandes cometas nos dan la bienvenida. Al final Llegamos lo suficientemente pronto como para que se nos permita estar tres horas en tierra… tiempo suficiente para disfrutar de sus pubs y parques con ardillas grises.

El tercer y último día amanecimos con niebla y sirimiri saliendo del Canal de La Mancha, sin embargo ésta fue disipándose poco a poco y al final resultó ser un día muy soleado. El viento del W era flojo F2-3 mostrando la mar poca espuma. Por estas aguas nos cruzamos con algunos pesqueros llenos de aves marinas, y donde los alcatraces se contaban por cientos. En uno de estos pequeños arrastreros observamos un grupo de 14 fulmares.

A las 10: 25 horas llegamos a la altura de la isla de O´uessant. El día claro nos permitió ver los grandes faros que flanquean sus rocosas costas avisando del peligro a los barcos. Poco a poco fuimos doblando a una velocidad de 18 nudos el finisterre francés para adentrarnos al Golfo de Bizkaia. Aquí el choque de las corrientes entre el canal inglés y el Atlántico eran muy evidentes y fácilmente detectables a simple vista. Y en estas zonas el agua rica en nutrientes nos lo demostraban las aves marinas que la sobrevolaban en busca de alimento entre las que destacaban las aves marinas más pequeñas de Europa… los paíños comunes.

Al de dos horas y media de adentrarnos en el Golfo… se vio una de las aves marinas más raras que podemos encontrar en estas aguas… y que hizo las delicias de todos los ornitólogos que nos encontrábamos allí. Un PETREL ATLÁNTICO pasó relativamente cerca del barco e incrédulos rápidamente nos juntamos con ingleses, franceses y belgas para certificar lo evidente: que estábamos frente a una mega-rareza ornítica. Sólo este pequeño instante vale por muchos días de observación.

Mientras atravesábamos la amplia plataforma continental francesa tuvimos la suerte de cruzarnos con varios grupos de delfines mulares, entre los que destacó uno especialmente numeroso de más de cien ejemplares. En esta ocasión, como en varias más a lo largo de la tarde, los delfines fueron fácilmente localizables gracias a los grandes alcatraces que les sobrevolaban.

Para las 16:30 horas ya llegamos al borde de los barrancos franceses. Allí donde las aguas pasan de los dos cientos metros de la plataforma a los más de dos mil de los profundos barrancos en pocas millas. Este es el hábitat natural de los grandes cetáceos. Mientras nos adentrábamos en estas aguas cerca del medio millar de delfines comunes nos cargaron durante cerca de una hora dándonos una pequeña bienvenida. También aquí vimos algunas gaviotas americanas como la Sabine, falaropos picogruesos y varias especies de págalos.

Al poco, empezamos a ver los primeros resoplidos de las ballenas. Esta tarde vimos un total de 18 rorcuales comunes y un Rorcual boreal. En una ocasión el capitán del barco tuvo que virar in extremis el ferry a babor para no chocar contra ella. Este detalle hizo que la siguiente vez que saliese a respirar lo hiciese justo debajo de nuestra vertical, disfrutando como “enanos” de su grandeza.

Cuatro cachalotes nos permitieron seguir sumando en el número de especies de cetáceos del viaje. Sus grandes cuerpos respirando y flotando en la superficie mientras se recuperan del largo descenso a los abismos, nos permitió unas muy buenas observaciones. Delfines listados junto a comunes, media docena de peces luna y las omnipresentes pardelas de varias especies como la cenicienta, Balear, pichoneta y sombría nos entretuvieron hasta el final del día. Después de cenar a celebrar con unas buenas pintas y conversación los momentos vividos.

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Fotos del viaje: (pincha para ver en grande)

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