Ruta Dakar 2018: Perú

En esta nueva aventura de Club Marco Polo, cogemos nuestra mochila y nos vamos al otro lado del mundo. Cambiamos de continente y cambiamos de paisajes. Como ya sabéis, en nuestra anterior travesía, recorrimos la Ruta de la Seda, hasta llegar a China. En esta ocasión, vamos a hacer honor a uno de los desafíos aventureros televisados más conocidos del mundo: el Rally Dakar.

En 1978, arrancó por primera vez el por entonces conocido como París Dakar. Con la ampliación de territorios recorridos a lo largo de los años, su nombre ha quedado reducido a Dakar. Muchos han sido los lugares que han aparecido en el itinerario de esta famosa carrera desde que ampliara su ruta original: Granada, Lisboa, ciudades egipcias como El Cairo, Ciudad del Cabo… y a partir de 2009, también saltaron al Nuevo Continente. Desde entonces, varios países Sudamericanos han participado en el desafío.  

Este año, en 2018, han celebrado su 40 aniversario con una ruta que ha atravesado Perú, Bolivia y Argentina. El pistoletazo de salida fue Lima y ese es justo el lugar desde donde nosotros partiremos, siguiendo en la medida de los posible la dirección del Dakar 2018, hasta llegar a Córdoba, en el país del tango. ¡Agarren sus mochilas, que empezamos!

Lima

Lima es que es una ciudad enorme, con varios millones de habitantes y muchas posibilidades, por lo que nos llevará varias jornadas disfrutarla. Recomendamos empezar el viaje con paciencia e ilusión y dejarse descubrir por todos los secretos que guarda la ciudad.

Vamos a  comenzar por el que es uno de los centros neurálgicos de la ciudad, donde se mueven locales y visitantes: la Plaza de Armas; lo que podría ser la Plaza Mayor de la ciudad. Disfrutaremos de un lugar lleno de vida, con palmeras, fuentes… Y rodeado por varios edificios importantes como el Ayuntamiento, la Catedral o la Iglesia del Sagrario. Merece la pena dedicar parte del tiempo en esta plaza a observar detenidamente la Catedral de Lima, una construcción peculiar, por las múltiples influencias que se descubren en sus paredes: la fachada principal es renacentista, pero salpicada por toques del estilo plateresco, que se completan con dos torres neoclásicas, influenciadas a su vez por la corriente escurialense. Es decir, todo un regalo para los ojos expertos en arte.

Panorámica de la Plaza de Armas de Perú

La siguiente parada, también une a masas de turistas: la Plaza de San Martín, un homenaje al héroe de la libertad peruana, el general José de San Martín. Una de las curiosidades más simpáticas de esta plaza se encuentra en el casco que cubre la cabeza de la figura, donde se sitúa una llama, el animal. Parece ser que un error en la traducción provocó que el escultor, de nacionalidad francesa, entendiera que buscaban colocar un animal en ese lugar, cuando lo que en realidad pedía el Gobierno Peruano era una lengua de fuego. Desde esta misma plaza, en lo alto del Hotel Bolívar, podemos disfrutar de una de las vistas más privilegiadas de la ciudad. 360 grados de Lima a nuestros pies.

Uno de los barrios que no podemos perdernos es Miraflores. Probablemente, en tu visita, te alojarás en esta zona. No te dejes engañar por todos los hoteles, turistas y cadenas de comida internacional, este barrio todavía guarda sorpresas, como su paseo marítimo, que merece la pena recorrer una y otra vez. Aunque, sin duda, su mayor atractivo es el Parque del Amor, inaugurado en el San Valentín de 1993 y custodiado por una gran escultura bautizada como ‘El beso’. El escultor peruano Victor Delfín quiso representar uno de los actos más característicos e íntimos del amor en una figura de 12 metros de largo y tres de alto. Todos los visitantes coinciden en que lo consiguió.

Huaca Pucllana y Lima de fondo

 En la misma zona, también podemos viajar al Lima más antiguo, al del 220-700 d.C., con una visita a Huaca Pucllana, donde descubriremos restos arqueológicos milenarios, que guardan los secretos de antiguas civilizaciones en Perú. Desde la década de los 80, trabajan por convertir el lugar en objeto de estudio del pasado del país y atraer a turistas hasta su localización.

Uno de los barrios más a la última en Lima es Barranco. Como curiosidad, corre el rumor de que el mejor pisco de Lima se encuentra en Barranco, así que, por si acaso, no nos vamos a ir sin probar este aguardiente de uvas típico de Perú. Aunque, primero, queremos visitar el Puente de los Suspiros -no confundir con el de Venecia-, vía que guarda una superstición que dice que aquel que lo cruce por primera vez sin respirar, cumplirá el deseo que elija.

Circuito del Agua

Podríamos perdernos por las calles de Lima muchos días más y seguiríamos descubriendo lugares maravillosos y peculiares, pero ya va llegando la hora de seguir el camino, aunque no sin antes visitar el Parque de la Reserva. Su nombre hace honor a las tropas reservistas de la Guerra del Pacífico. En el mismo parque, podemos disfrutar de lo que se conoce como el Circuito Mágico del Agua, un espectáculo nocturno de luces y chorros de agua galardonado con el Record Guiness al Complejo de Fuentes de Agua más grande del mundo en el año 2007. Las llamativas figuras que forma el agua hacen que los visitantes queden sorprendidos y maravillados por el lugar. Es, sin duda, un gran lugar para inmortalizar al caer la noche.

Sabemos que en nuestro camino nos dejamos muchas maravillas de Lima por descubrir, como el Barrio Chino, el Parque Kennedy, el Museo de Armas del mundo…y seguro que innumerables lugares copados de encanto. Ya sabéis lo que dicen, siempre hay que dejarse algo por ver, para tener una excusa para volver; y tal y como parece, con Lima siempre habrá motivos de vuelta.

Pisco

Continuamos con la ruta de los aventureros del Dakar con parada en Pisco, a uno 240 kilómetros de Lima. Conocemos un poco el lugar y entendemos perfectamente que sea uno de los puntos de recorrido de la carrera. La geografía y paisajes de la zona, situados en un enclave privilegiado de la costa peruana, rezuman naturaleza y virginidad. Cuenta con playas, bahías, valles y una zona desértica, que lo convierten en un punto muy interesante para el Dakar, por sus características. No podemos pasar por alto que uno de los grandes atractivos de Pisco es, valga la redundancia, su pisco. El aguardiente peruano comenzó a elaborarse en la zona de manos de los españoles que llegaron al país. En sus inicios, se vendía como vino blanco, que resultó no ser lo suficientemente bueno; pero supieron utilizar estas uvas para producir la que es hoy en día la bebida más típica de Perú. 

La capital de la provinciaes Ciudad de Pisco, por donde solo estaremos de paso, ya que los grandes descubrimientos en la zona se encuentran en los alrededores. Como la Reserva Nacional de Paracas, espacio protegido, que nos da la posibilidad de ver de cerca flora y faunas típicas del país en un paisaje que une mar y desierto en 335.000 hectáreas de terreno. Toda una obra natural que no podíamos perdernos por nada. Otro de los lugares que captan nuestra atención y sacian en cierta medida nuestra sed de conocimiento es Tambo Colorado. Ya sabíamos de la gran historia de Perú y los incas, pero es un regalo ver tan de cerca los resquicios de lo que fue un asentamiento inca.

Aunque, sin ningún tipo de duda, nuestro lugar favorito es el Oasis de Huacachina, catalogado como uno de los destinos más impresionantes del mundo. Se trata de una selva en medio del desierto, con un lago verde esmeralda, provocado por acuíferos subterráneos, que atrapa a los visitantes. Puede parecer un espejismo entre toda la masa de arena del desierto, pero es una prueba más de que Perú posee lugares fascinantes. Los más privilegiados incluso pueden hospedarse en sus hoteles. Con estas características, no es de extrañar que sea uno de los lugares favoritos para los amantes de los deportes de aventura. Una de las grandes experiencias en el lugar es la excursión en tubular, un pequeño vehículo de cuatro ruedas con el que moverse entre las dunas a toda velocidad. Por supuesto, no podemos irnos de Huacachina sin ver el precioso atardecer caer en el desierto. Por eso, si os es posible, nosotros recomendamos que hagáis noche.  

Oasis de Huacachina rodeado por desierto

San Juan de Marcona

Parte de las Líneas de Nazca a vista de pájaro

La región de Ica también tiene secretos que nosotros estamos dispuestos a descubrir. El más absorbente de todos es el que esconden las Líneas de Nazca, conocidas en todo el mundo por el misterio que durante años han guardado. Aunque los científicos han llegado a la conclusión de que las líneas son obra de diferentes pueblos a lo largo de la historia de Perú, esa aura de misticismo y las ganas de alimentar teorías paranormales no se ha ido del lugar y sigue generando curiosidad entre los visitantes que se acercan. Podemos encontrar infinidad de líneas y formas, como un lagarto, un colibrí, una araña o un astronauta; además de miles de formas geométricas. Si queréis disfrutarlas y apreciarlas verdaderamente, uníos a una de las excursiones en avioneta y disfrutad. 

Nuestro viaje continúa por San Juan de Marcona, la tercera salida en Perú de la ruta del Dakar 2018. Ya estamos a 530 kilómetros de nuestra salida en Lima, pero los paisajes peruanos nos siguen sorprendiendo como el primer día de viaje. Pensar en Marcona es pensar en pesca y minería, en playas y grandes formaciones rocosas. Se nota que no es una zona tan turística, por lo que podemos hacer visitas mucho más relajadas. No pensamos perdernos sus calas, como Punta Blanca, ni sus figuras rocosas originadas gracias al choque del mar y el desgaste del viento. Muchas de ellas tienen formas tan peculiares como mamuts o tortugas. Hay que echarle un poco de imaginación, eso sí.

A solo 10 minutos de Marcona, se encuentra Punta San Juan, un área protegida de culto a la naturaleza y la fauna peruana. Alberga especies como aves guaneras, pingüinos de Humboldt y pelícanos. Está dedicado al estudio de los animales, pero nos dejan acercarnos a observarlos de cerca. El que más nos llama la atención es el pingüinos de Humboldt, pariente cercano de los que se encuentran en la Antártida. Se pueden encontrar hasta casi 3.500 ejemplares campando a sus anchas.

Arequipa

Conocida como la Ciudad Blanca, Arequipa nos recibe en nuestra última parada en Perú, antes de cruzar la frontera a Bolivia. Grandes escritores han nacido entre sus calles, como Vargas Llosa, que afirmó de la ciudad que le vio nacer: “Blanca ciudad, eterno cielo azul, puro sol”. Declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, descansa entre los imponentes volcanes Chachani y Misti y del nevado Pichu Pichu. Vamos a comenzar por la Plaza de Armas. Hay quienes afirman que se trata de la más bonita de Perú. El ranking es cuestión de gustos, pero no se puede negar que es un lugar imperdible en Arequipa y centro de las actividades de la ciudad, al igual que ocurría en Lima. Continuamos por el Mercado de San Camilo, una explosión de colores y sabores en plena ciudad. El convento de Santa Catalina también está en nuestra ruta. Es una de las mayores construcciones religiosas que hay en Perú, una pequeña ciudad de varios miles de metros cuadrados, que llama la atención con sus entrecalles bautizadas en su mayoría con nombres de ciudades españolas. Para tener una vista completa de toda la ciudad, hemos decidido subir al Mirador de Carmen Alto, desde donde descubriremos una ciudad dominada por el verde de su espesa vegetación, en claro contraste de las tierras desérticas de las que venimos.

Balsa de totora de los Uros en el lago Titicaca

Hemos decidido cruzar la frontera a Bolivia en autobús. Aunque serán muchas horas de viaje, nos da la posibilidad de parar en Puno y visitar uno de los enclaves peruano-boliviano más impresionantes: el Lago Titicaca, situado en la frontera entre los dos países. Es el lago navegable más alto del mundo, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar y con 8.500 metros cuadrados de extensión. Dos islas conviven en las aguas de Titicaca: Taquile, Amantaní. Pero lo que más nos llama la atención es Uros, lo que es en realidad un archipiélago de 40 pequeños islotes formados a base de totora -un junco acuático que crece en Titicaca- al que se puede llegar en lancha. Este lugar se considera como una de las civilizaciones andinas más antiguas, anterior incluso a los incas. Es posible hasta ver a niños que navegan cada día en una pequeña balsa de totora para remar hasta su escuela. La isla de Taquile será tu favorita si lo tuyo es la actividad, por su escalera de 567 peldaños; mientras que Amantaní, que será la opción preferida de los más románticos, es conocida como la “isla del amor”, por sus majestuosos campos, árboles de eucalipto y flores. Como podréis imaginar, gracias a sus proporciones, el lago es un paraje ideal para practicar deportes de agua, pero no debéis olvidar que, debido a su altura, su clima tiende a ser bastante frío.

 

Nos queda una cuarta isla en el lago, la Isla del Sol, pero ya es parte de Bolivia y os contaremos en nuestra próxima etapa, cuando crucemos la frontera y pongamos rumbo a La Paz. Por ahora, tenemos pensado descansar para coger con fuerzas el siguiente país en nuestra travesía por la ruta del Dakar 2018. No hay mejor manera de descansar que llenando el estómago con los mejores manjares de la cocina peruana, una de las más reconocidas a nivel mundial por sus grandes platos y la peculiaridad de sus recetas. Se trata de una cocina unida muy estrechamente a la japonesa, gracias a las migraciones de principios del siglo 20. Podemos disfrutar preparados como el ceviche o el ají de gallina. 

Tras varias jornadas en tierras peruanas, descubrimos por qué los organizadores de la carrera de aventura han apostado por este recorrido: Perú está lleno de paisajes naturales de todo tipo, que pueden suponer un gran reto a lomos de una moto o un vehículo de cuatro ruedas.

 

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