Ring Road Islandia: Reikiavik

Cómo ya os adelantamos en la entrada anterior, estábamos preparando nuestro viaje a Islandia, a lo largo de la Ring Road; y, por fin, podemos decir que pisamos suelo islandés. Teníamos muchas, muchas ganas de conocer este país, que nos recibe con su capital como primera visita.

Reikiavik es la puerta de entrada a Islandia y, a pesar de no estar tan cotizada como otras capitales europeas, estamos seguros de que os dejará muy buen sabor de boca como primer plato en esta aventura. Los atractivos naturales son los que hacen al país único, pero nuestra recomendación es pasar un par de días en la capital disfrutando de sus lugares, arquitectura y gastronomía.    

Comenzamos las visitas por la Hallgrimskirkja, uno de los principales lugares de paso de los visitantes, ya que se trata de la más alta de de Islandia, con unos 74 metros y medio de altura. Todo un símbolo de la capital islandesa. Su peculiar fachada está inspirada en las columnas de basalto que se pueden encontrar en toda la isla y su interior más bien austero responde al modelo arquitectónico de las iglesias luteranas. Sin duda, lo más impresionante de la visita es subir a su torre, que dispone de un ascensor, y disfrutar de la panorámica de toda la ciudad.

Iglesia Hallgrimskirkja en Reikiavik

Vista del Lago Tjönr desde la Iglesia Hallgrimskirkja

Bajando unas cuantas calles, llegamos a Lago Tjörn, una de las zonas más tranquilas de la ciudad, que además de alegrarnos la vista con sus casitas de colores, sorprende por su abundante vegetación. Es cierto que en general Reikiavik es una ciudad tranquila y silenciosa, pero a nuestra llegada a este lago, parece que el tiempo se ha parado para dejarnos disfrutar de las vistas que nos rodean. Se trata, además, de un lugar con un interesante pasado histórico, ya que cuentan que aquí mismo desembarcaron los primeros colonos en el siglo IX.

En la capital de una isla como Islandia, no podíamos perdernos la zona del puerto, conocida como Reyjkavik Old Harbour, en la que, además de avistar numerosos barcos, también se pueden reservar las excursiones en busca de ballenas, tan típicas de la zona. Nosotros no dudamos en asistir a uno de estos tours, que nos dejan con la boca abierta ante la inmensidad del mar y las colas de cetáceos rompiendo en el horizonte. Se trata de un viaje de entre 3 y 4 horas, en el que, a pesar de que no te aseguran al 100% poder ver ballenas, sí garantizan un paseo de lo más especial por la costa islandesa. Nuestra recomendación, vayáis en verano o en invierno, es que no os confiéis con las temperaturas. Reikiavik es una ciudad fría y entrar en el mar, con el viento de cara y sin ir lo suficientemente abrigados, puede ser una vivencia demasiado gélida. Además, en esta zona de la ciudad, también se puede disfrutar del ambiente marinero, reconstruido en zona de restaurantes. Las antiguas cabañas de los balleneros, se han acondicionado para reinventarlas y ofrecer a visitantes y locales la mejor oferta gastronómica.

Continuamos nuestro camino hasta el paseo marítimo, donde nos encontramos casi de frente con el Harpa Concert Hall, el centro de conciertos y conferencias más grande y vistoso de Reikiavik. Su diseño impresiona desde lejos, ya que está formado por infinidad de hexágonos de cristal que reflejan la luz y le dan un brillo muy especial. Y para completar lo fascinante que resulta su vista desde fuera, podemos entrar a descubrirlo por dentro, porque su entrada es gratuita. Merece la pena pasar un rato en la exposición sobre volcanes y auroras boreales.

Exterior del Harpa Concert Hall

La escultura Solfar con el mar de fodo

Al final de nuestro recorrido por el paseo marítimo, nos encontramos una de las esculturas que más caracterizan a la capital islandesa: Solfar, o el bautizado por su autor como ‘el viajero del sol’; aunque, muy a su pesar, a la mayoría de visitantes les recuerde más a un barco vikingo. Es uno de los atractivos más inmortalizados de Reikiavik y, después de visitarlo, no nos extraña. Se encuentra en un enclave muy fotogénico, con el mar de fondo y las montañas en el horizonte hasta donde se pierde la vista.

Laugavegur, la calle principal

Tras todas estas visitas, paramos a descansar en la calle más conocida de Reikiavik: Laugavegur, la arteria principal y centro neurálgico de la ciudad. En la actualidad es una vía con bares, tiendas y mucho ambiente, pero en sus orígenes, por aquí circulaba el agua de los manantiales que las mujeres utilizaban para hacer la colada. De ahí su nombre, que literalmente significa “camino de lavado”.

Sin duda, la visita que recomendamos para terminar el día es el Mirador de Perlan. Uno de los motivos es que es la parada más alejada de todas las anteriores que hemos visitado y que seguro que vosotros visitareis. Pero, además, es un gran lugar en el que disfrutar de la puesta de sol en Reikiavik, ya que se encuentra en uno de los puntos más altos de la capital y podréis disfrutar con la caída del sol sobre los tejados de la ciudad.

Reikiavik es una ciudad con una gran concentración de museos de todo tipo, entre los que se encuentran el Museo Nacional de Islandia o el Museo de la Sagas, que contiene interesantes relatos medievales. Además, están también el Museo de Arte, la Galería Nacional y algunos tan curiosos como el conocido Museo del Pene. Nosotros nos hemos dejado conquistar por el Museo de la Aurora. Si hay algo que atraiga a los visitantes y aventureros a Islandia eso son las auroras boreales, un precioso fenómeno natural que se puede observar en países contados del mundo. En este lugar, nos encontramos con fieles reproducciones de auroras boreales proyectadas en una pantalla de siete metros y con la posibilidad de disfrutarlas en 3D. Incluso puedes fotografiarte con una de ellas de fondo. No es lo mismo que verla de verdad, pero te garantizará no perderte la experiencia si no has podido tener la suerte de observarlas durante tu viaje.

Ejemplo de una reproducción de aurora boreal

Y hasta aquí nuestra primera etapa en la ruta de la Ring Road. A partir de ahora, nos esperan todas las maravillas naturales de Islandia. Estamos preparados y deseando empezar a descubrir este maravilloso país. Y vosotros, ¿nos acompañáis en nuestro viaje?

 

¿También estáis deseando conocer Islandia en primera persona? 

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