Camboya

Angkor y Lara Croft. Estos son los dos pensamientos principales que le vienen a la mente a cualquier persona cuando piensa en Camboya: un destino que visitar en dos o tres días como complemento a Vietnam, Tailandia, Laos u otro vecino con más monumentos «famosos. Sin embargo, Camboya, y sin desmerecerlos, es mucho más que los increíbles templos de Angkor.

En el sudeste asiático, Camboya se esconde entre países que cada día ganan más adeptos con los que comparte muchas cosas pero también guarda una esencia que le hace brillar por sí mismo. Estos son algunas de las razones por los que querrás seguir descubriendo el resto del país durante más días (o toda una vida).

1. Arquitectura Khmer: esta es una de las principales formas en las que nos daremos cuenta de que hemos cruzado la frontera y ya no estamos en Vietnam. Es un tipo de arquitectura único en el mundo y que suscita una gran admiración; es tan característico de Camboya como puede ser para sus respectivos países, el estilo egipcio o el chino. Surgió durante el imperio Jemer (XII-XIII) y cuenta con un techo de barro con cuatro aristas que representan los cuatro puntos cardinales y una veneración por los espíritus de la creación. El templo más representativo de esta arquitectura es, como no podía ser de otra forma, Angkor Wat sobre sus 81 hectáreas y con sus cinco imponentes torres coronadas con una bandera de Camboya cada una. Sin embargo, hay otras muestras de este estilo como Sambor Prei Kuk, una de las más antiguas.

Tren de Camboya

Foto de Gavin Gough

 2. El tren de Au Dambong: esta especie de tren está hecho nada más y nada menos que con bambú. Está situado cerca de Battambang y sobre una vía abandonada, los camboyanos decidieron darle una segunda vida a la vía y convertirlo en un curioso tren. Eso sí, es el mismo carril de ida y vuelta por lo que si dos «vagones» se cruzan, amablemente los pasajeros se bajarán e intercambiarán el tren.
3. Memoria: si bien es cierto que la guerra de Vietnam fue una auténtica tragedia humana, el genocidio de Camboya no se quedó atrás y aún está muy presente en el recuerdo de los camboyanos. Por ello, el Museo del genocidio Tual Sheng o S21 entre otros muchos es una visita recomendable para saber qué ocurrió allí: es más fácil saber hacia dónde vamos si sabemos de dónde venimos.
4.Koh Pong: o algo así como el paraíso terrenal. Es una auténtica isla paradisíaca a la que todavía no han llegado las masificaciones de turistas que están ya en Halong Bay o Koh Phi Phi. Sólo se puede acceder en ferry y, además de sus 23 playas con agua cristalina y arena blanca, es posible hacer buceo, senderismo, esnórquel… en definitiva, una maravilla.
5. Phnom Penh: o lo que viene siendo un caos ordenado. Es la ciudad principal del país y representa todas las contradicciones del país en una misma urbe. Combina Palacios reales y

Aldeas flotantes de Tonle Sap

Aldeas flotantes de Tonle Sap

pagodas de plata de una Camboya antigua compartiendo acera con cabañas y humildes casas.

6. Naturaleza: Bokor representa el pulmón de Camboya y es un Parque Nacional en el que «habitan» varios edificios abandonados que pertenecieron un día a los franceses. Entre ellos hoteles e incluso la Residencia del Rey. Además, Bokor cuenta con unas cascadas que no dejan indiferente a nadie que las visita: las cataratas de Popokvil.

7. Aldeas flotantes en Tonle Sap: Kampong Khleang es sólo una de las 200 aldeas flotantes que hay en este lago. Es el mayor lago de agua dulce del sudeste asiático y una de las mayores y más productivas reservas de pescados de agua dulce del mundo. De hecho, es reserva de la biosfera de la UNESCO desde 1997.

En 7 claves es muy complicado describirte los secretos mejor guardados de un país celoso de su esencia al que todavía no han llegado las aglomeraciones de turistas que ya están en sus países colindantes. Por ello, te animamos a que descubras la verdadera Camboya tal y como es hoy y disfrutes de una puesta de sol en Sihanoukville sin esquivar personas para tu fotografía perfecta o que degustes un Amok en un restaurante auténtico.